Para mí, la libertad financiera es la libertad de poder decidir lo que haces sin depender del dinero. Esto puede ser tan amplio o tan concreto como quieras. Muchas veces, la libertad financiera no consiste en preguntarte si puedes o no hacer algo, sino simplemente en decidir si lo harás o no.
Es importante entender que, dependiendo de la definición de libertad financiera, cada persona la vivirá de una manera diferente. Para algunas personas, la libertad financiera significa tener abundancia desmedida. Por eso, lo primero que pedimos a nuestros alumnos es que hagan un ejercicio muy simple: describir su vida ideal.
La libertad financiera, para mí, es simplemente tener la libertad de hacer lo que quieras con tu vida sin que el dinero sea una preocupación. Según tus objetivos y tu estilo de vida, esto puede requerir más o menos dinero. Lo importante aquí no es tanto la palabra «financiera» o los números, sino la palabra «libertad».
Así conseguí mi libertad financiera
A los 27 años, considero que logré la libertad financiera. No te lo digo para presumir, sino para explicarte cómo lo hice. Es importante entender que hay dos ingredientes fundamentales para alcanzar la libertad financiera:
- Ingresos Masivos: Este es un concepto del que casi nadie habla, pero es crucial. Consiste en generar grandes ingresos en poco tiempo. En este video, te daré algunas claves para que también puedas lograrlo.
- Ingresos Pasivos: Una vez que ya tienes un patrimonio, debes ser capaz de vivir de él. Esta es una fase posterior.
Mi plan para lograr la libertad financiera
Lo que hice fue diseñar un plan. Básicamente, necesitaba una habilidad que fuera altamente rentable. No pensé en invertir mi dinero desde el principio. Pensé en cómo podría dedicar mi tiempo a lo más rentable posible.
Dentro de mis conocimientos como economista y con la poca experiencia que tenía en el sector inmobiliario en ese momento, vi que la mejor opción era el sector inmobiliario. Específicamente, trabajando con grandes inversores que adquirían edificios para reformar y vender. Si lograba llegar a un acuerdo con estas personas y cobrar un porcentaje de sus beneficios, eso sí que serían ingresos masivos.
Mis primeros pasos para conseguir la libertad financiera
Trabajé en consultoría y dirigí un pequeño vivero de empresas, donde recibía un salario. Pero nada se comparaba con las operaciones inmobiliarias. Todo cambió el día que decidí trabajar con inversores inmobiliarios.
Si deseas alcanzar la libertad financiera lo más pronto posible, céntrate en un negocio o actividad que te genere ingresos masivos.
Cómo comencé a generar ingresos masivos
Desde 2013, he estado divulgando la importancia y los beneficios del sector inmobiliario. Mi primer paso fue trabajar para otros y cobrar un porcentaje sobre los beneficios.
Fase 1: Operaciones inmobiliarias
Empecé a comprar edificios, reformarlos y venderlos. Por cada edificio, se podía ganar en torno a medio millón de euros, de los cuales yo me quedaba con el 20% de los beneficios, es decir, unos 100.000 euros por operación. Con varias operaciones al año, eso fue el motor que me permitió conseguir ahorros significativos.
Fase 2: Inversiones propias
Con el dinero suficiente, me consideré financieramente libre. Invertí en pequeñas viviendas y lotes de viviendas, generando una rentabilidad anual suficiente para vivir.
¿Qué significa realmente la libertad financiera?
A los 27 años, no es que no tuviera que hacer nada y recibir ingresos automáticamente. Simplemente, tenía el capital y las habilidades necesarias para mover ese dinero y vivir de él, sin depender de horarios ni jefes.
Con el tiempo, comencé a trabajar con inversores más pequeños, compartiendo beneficios. Actualmente, cobro el 35% de los beneficios por llevar a cabo una inversión. Siempre invierto junto con los inversores, no solamente ellos.
En el futuro, podría vender todo y vivir de las rentas generadas por mis inversiones en inmuebles. Podría delegar la gestión en administradores y empresas, y vivir sin preocupaciones.
Tener tranquilidad económica se consigue sobre todo por tener un plan. Te invito a que dediques tiempo a planificar cómo hacer crecer tu patrimonio, generar ingresos masivos y luego poner ese patrimonio a trabajar para ti. Disfruta del camino, que es lo más importante.
Por lo tanto, la libertad financiera, para mí, es simplemente tener la libertad de hacer lo que quieras con tu vida sin que el dinero sea una preocupación. Según tus objetivos y tu estilo de vida, esto puede requerir más o menos dinero. Lo importante aquí no es tanto la palabra «financiera» o los números, sino la palabra «libertad».
Por ejemplo, alguien podría decir: «No necesito 50.000 euros al mes; con 5.000 euros al mes tengo la vida que deseo». Y a partir de ese momento, sigue construyendo activos, pero vive su vida de otra manera.
Caso práctico de un alumno para conseguir la libertad financiera
Hoy te voy a explicar un caso de algo que le propuse a un alumno de uno de nuestros programas. Este alumno tenía una casa valorada en 370.000 euros, con una deuda de unos 80.000 euros. Al venderla, entre impuestos y otros costos, le quedaban 210.000 euros líquidos para invertir. La pregunta es: ¿Qué hacer con este dinero?
Estrategias activas y pasivas
Hay muchas opciones, y es importante entender que algunas son más activas y otras más pasivas. Las inversiones activas requieren trabajo constante, vigilancia, y dedicación. Por ejemplo, los modelos inmobiliarios como comprar, reformar y vender, o alquilar por habitaciones. Son modelos que requieren tiempo y atención, pero pueden ser muy rentables.
Por otro lado, existen modelos pasivos, como invertir en un fondo de inversión y olvidarse. Este tipo de inversión requiere menos tiempo y esfuerzo, pero también puede ofrecer buenos rendimientos.
Le propuse a este alumno un plan basado en una combinación de inversiones activas y pasivas. Primero, le recomendé que invirtiera 125.000 euros en un fondo de inversión que ofrece una rentabilidad promedio del 10% anual. Esto le daría unos 12.500 euros al año, es decir, aproximadamente 1.000 euros al mes, suficientes para cubrir el alquiler de una vivienda y algunos gastos adicionales.
Además, le sugerí mantener un colchón económico para estar preparado en caso de que los mercados financieros no rindan como se espera. Este fondo actúa como una base sólida que le ofrece estabilidad económica y emocional.
Inversiones activas: Complementando el ingreso
Con el dinero restante (unos 85.000 euros), le propuse realizar inversiones más activas. Como él es informático, podría montar un negocio online, como una tienda de gafas de sol, o invertir en operaciones inmobiliarias de comprar, reformar y vender. Estas inversiones activas pueden generar ingresos adicionales, estimados en unos 20.000 euros al año.
Resultados esperados
Combinando estas estrategias, este alumno podría generar alrededor de 30.000 euros al año, lo que equivale a unos 2,500 euros al mes, con una rentabilidad aproximada del 15%. Es una estrategia conservadora pero efectiva, que balancea la seguridad financiera con la posibilidad de obtener mayores ingresos.
Las principales lecciones de esta conversación son:
- Diversificación: Es importante diversificar en diferentes tipos de inversiones.
- No atarse a una vivienda: Tener una casa con un alto valor y una hipoteca puede ser un error si no se está capitalizando esa inversión de manera efectiva.
- Combinar inversiones activas y pasivas: Esto permite tener un equilibrio entre seguridad y crecimiento.
Espero que este caso te sirva de inspiración y te ayude a planificar mejor tus inversiones. Si tienes comentarios o quieres compartir tu opinión sobre cómo distribuirías esos 210.000 euros para conseguir unos 30.000 euros al año, déjalos aquí abajo.
Mis recomendaciones para vivir de las inversiones
Empecé a invertir a los 23 años y, a los 27, ya podía vivir de mis inversiones. La independencia financiera, con ingresos pasivos, es algo que parece un paraíso fantástico, pero no es tan simple. Aunque te permite tener un capital y unos ingresos recurrentes, lo que otorga mucha comodidad, no es por casualidad.
Desde muy joven, alrededor de los 3 años, siempre estuve involucrado en negocios, no solo en inmuebles, sino en diferentes tipos de negocios. Si miro hacia atrás, parece que el camino es más lógico, pero en su momento no tenía claro si iba por el camino correcto. La vida está llena de curvas, y yo soy un experimentador. He probado cosas que no funcionaron, otras que sí, y algunas que he podido replicar, mientras que otras no.
No hay recetas mágicas
No me considero alguien que tenga una receta mágica o universal, pero es cierto que he ido haciendo cosas que, con el tiempo, he repetido y mejorado. No creo en el éxito de la noche a la mañana. Conseguí vivir de mis inversiones y vivo de ellas desde los 27 años porque estuve mucho tiempo haciendo las cosas bien. La gente que busca el éxito inmediato, sin duda, se llevará una decepción, porque eso no existe.
La pasión por enseñar
Además de invertir, lo que más me gusta es compartir mis conocimientos. Tengo una faceta como docente, tanto en universidades como en otras plataformas, y me apasiona enseñar. Es algo que creo que tiene mucho valor, especialmente porque la educación financiera es algo que no se enseña lo suficiente.
En carreras como económicas o empresariales, se habla de temas clásicos como marketing, contabilidad, logística, pero no se enseña cómo invertir, manejar las finanzas personales, o montar un negocio. Son temas cruciales que no están reglados en la educación formal.
La libertad de tiempo y la vocación de enseñar
Me siento afortunado de tener la libertad de tiempo para enseñar y compartir sin depender económicamente de ello. Creo que cuando tienes la vocación de enseñar y compartir, es un placer hacerlo, y no tienes ninguna obligación de contar una verdad absoluta. Simplemente comparto lo que me ha funcionado. Habrá gente que esté de acuerdo y otros que no, y eso está bien.
Al final, la vocación de compartir es lo que me impulsa, y es muy fácil hacerlo desde mi punto de vista, porque me encanta y no tengo una agenda oculta. Puedo permitirme hacer estas entrevistas, compartir mis experiencias y ayudar a otros.
¿Es posible vivir de las inversiones?
Entiendo que hay gente que todavía no cree que se pueda vivir solo de las inversiones. Es difícil de creer porque la sociedad nos ha inculcado la idea de que hay que trabajar mucho y luchar. Pero, en realidad, es un tema matemático.
Por ejemplo, si alguien puede vivir con 2.000 euros al mes, y tiene varias propiedades alquiladas, podría alcanzar un flujo de caja positivo con 5 propiedades que generen 400 euros cada una. Vivir de las inversiones depende de dos cosas: la rentabilidad que consigues y la cantidad de dinero que necesitas.
Si necesitas 2.000 euros al mes (24.000 euros al año) y obtienes una rentabilidad del 5% de tu dinero, necesitarías un capital de 480.000 euros para vivir de esas rentas. Ese 5% podría venir de dividendos, rentas de inmuebles, o inversiones en bolsa. Técnicamente es posible, pero la sociedad nos ha educado para pensar que es imposible.
La actitud y la acción son fundamentales
Mucha gente piensa que es imposible, y por eso ni siquiera lo intenta. Pero la actitud y la acción son fundamentales. Lograr la independencia financiera no es algo que se consigue de la noche a la mañana; requiere tiempo, esfuerzo, dedicación, conocimientos, y asumir errores. Muchos no están dispuestos a pagar ese precio y optan por lo fácil, lo común: un trabajo convencional.
Economista e inversor inmobiliario.
Más de 100 millones de euros invertidos en inmuebles y 800 operaciones inmobiliarias a sus espaldas.
Fundador de Inversor PRO y CEO de Monest Capital.